martes, julio 24, 2012

Tesoro De La Virgen De Gracia,Patrona De Carmona


Sobre el origen e incidencias del tesoro de la Virgen de Gracia las noticias que tenemos son verbales ya que el archivo del convento Jerónimo donde residía la imagen anteriormente desapareció con la desamortización, y sólo comienzan a ser escritas a partir de ese momento de la exclaustración.
           
            En 1822 se hizo una tasación de las joyas. Desde entonces el tesoro residió junto con la Virgen en el mencionado convento de San Jerónimo hasta que en 1835 los monjes fueron exclaustrados y la Virgen pasó a la parroquia de Santa María, y el tesoro fue vendido en pública subasta.
 Lazo de Dama, en oro, plata, zafiros, diamantes y esmeraldas. Siglo XIX.

Lazo de Dama de la reina, en oro, plata, diamantes, rubíes y esmeraldas. Siglo XIX.

Lazo de Dama, en oro, plata y diamantes. Siglo XIX. 

 Ante este hecho el décimo marqués de las Torres de la Pressa Miguel Lasso de la Vega y Madariaga, y su mujer Carmen Quintanilla Melgarejo, natural de Carmona, compraron el tesoro, reservando a la imagen el uso exclusivo de ellas, pero naturalmente reservándose su custodia.

            En el año de 1948 se formó la Hermandad de la Virgen de Gracia con residencia en la parroquia de Santa Maria. Esta se ocupó de su culto; pero las joyas seguían siendo propiedad de los Marqueses de las Torres. En el pasado año de 1986 los actuales marqueses, Miguel Lasso de la Vega y Marañón y su mujer Dolores Porres Osborne cedieron la posesión y custodia de las joyas a la Hermandad, por lo que desde ese momento pertenecen de pleno a ella.
 Rostrillo en oro y esmeraldas de procedencia indiana. Donación de Francisco Rivera en 1680.

Rostrillo de plata dorada, repujadas y cinceladas con perlas y esmeraldas. Siglo XVII - XVIII.

       Conjunto de "broches barrocos", en oro y diamantes, siglos XVII - XVIII.

El tesoro consta de 103 piezas contando cada par de zapatos o pendientes como una unidad. Esta compuesto de obras de oro y plata con abundancia de toda clase de piedras preciosas, perlas y esmaltes, y contiene tanto piezas de culto como joyas religiosas y profanas.

Cadena de filigrana, donación realizada por el capitán Gregorio Morena en 1659.

         
 Rostrillo de plata y brillantes. Principios siglo XIX.
         La época en que realizaron las piezas es muy dilatada pues la más antigua –si se excluyen las monedas visigodas- datan de la segunda mitad del siglo XVI y las más modernas del presente siglo, aunque la mayoría se realizaron entre fines del XVI y fines del XVIII.
             El uso de estas joyas es de dos tipos, un grupo que tiene la imagen continuamente puestas, y otro que solo luce en las festividades especiales, pero en realidad esta clasificación es arbitraria y no obedece a ningún criterio especial sino el de la tradición o el gusto.
Andas, en plata repujada y cincelada. Fines siglo XVII

Coronas en oro, brillantes y rubíes, obra de Gargallo. Fines siglo XVII.

          En cuanto a la finalidad de las obras unas fueron creadas especialmente para la imagen es decir, que tienen un carácter sacro, mientras que otras son puramente profanas y proceden de regalos de particulares a la Virgen.
            En cuanto a la indumentaria de la Virgen, el estilo formal de la imagen ha sufrido algunas modificaciones con el discurrir del tiempo. En un principio la corriente fue vestir a las Virgenes con los trajes de la época, dado que en su mayoria eran donaciones del propio ajuar de las damas de la alta sociedad, pero la rápida aceptación de las imagenes de vestir llevó consigo que en seguida se crearan los trajes expresamente para ellas. Entonces, la tendencia barroca a la fastuosidad fue complicando los diseños y extendiendo hasta ellos el particular artístico imperante. Esto fue así hasta el advenimiento de las corrientes neoclásicas que calificaron a las realizaciones barrocas como obras de pésimo gusto y consiguieron imponer la austeridad en el arte. Mal que bien, los creadores de las prendas de culto conjugaron las nuevas ideas estéticas con la arraigada y nunca olvidada inclinación popular hacia los espectaculares ornatos en las imágenes, comprendiéndose así por qué a partir de cierta fecha se volvió la vista atrás y se logró el triunfo de las concepciones artísticas del Barroco, anclando estas obras en ese particular estilo, al margen de la evolución general seguida por el arte en todas las restantes manifestaciones.






Distintos trajes del ajuar de la Stma. Virgen de Gracia

            En el ajuar de la Stma. Virgen de Gracia podemos así distinguir dos grupos ornamentales bien diferenciados. El primero sería el que más de se acerca al estilo de las imágenes de penitencia, con telas recubiertas de ricos bordados en oro, y el segundo está formado por vestidos de corte sencillo, en los que la irrenunciable espectacularidad viene dada por el valor del propio tejido y de sus adornos de encaje.

            Todos estos trajes, a su vez, pueden clasificarse en dos grupos, correspondientes a los denominados de salida y de camarín. Los de salida tienen en nuestra caso escasa frecuencia de uso, mientras los de camarín son los que luce diariamente en su lugar de culto dentro de la iglesia parroquial.








  



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